Articulo publicado en la revista OK Salud numero 10 diciembre 2007
Más de treinta años dedicados al cuidado de los animales de compañía dan para mucho. En Nexo Centro Veterinario Punta hemos salvado a miles de mascotas, a veces de una forma tan espectacular como tuvimos que hacerlo con Godo.
Este pastor alemán tenía 9 años en 2005 cuando pasó la noche más larga de su vida. Vivía con una hermana de su misma camada en una casa con un amplio jardín, ambos eran perros felices y con muy buen carácter. Su dueña nos había confiado su asistencia veterinaria desde su nacimiento, por eso sabíamos que Godo había heredado de su padre algunos problemas de artrosis, pero nunca había presentado ningún síntoma relacionado con la gran hemorragia que casi le cuesta la vida hace dos años.
El 23 de agosto de 2005 su dueña nos llamó para decirnos que había observado que Godo se tambaleaba. Debido a su historial y a que, en principio, no parece nada serio, le dimos cita para el 8 de septiembre. Ese día, en un chequeo con bioquímica general, no encontramos nada fuera de lo normal. Además de su artrosis, Godo sólo tenía sarro y gingivitis, por eso le dimos cita para una limpieza de boca para unas semanas más tarde.
Sin embargo, Godo no podía esperar: el día 15 de septiembre su dueña lo trajo con una profusa hemorragia que brotaba de su orificio nasal izquierdo. Nos contó que ya había sangrado por la tarde, pero que se había detenido solo. Esta segunda vez, tuvimos que detener su sangrado y tratar su perdida de sangre. En su analítica no encontramos nada fuera de lo normal excepto una preocupante anemia; había perdido el 10% de las células sanguíneas con respecto a los análisis de hace 7 días.
Dos horas después de detenerla, la hemorragia reapareció, así que nos vimos obligados a tomar decisiones rápidas, como la de sedarle y colocarle un tapón expansor en cada uno de sus dos cornetes nasales.
Repetimos las pruebas para descartar un problema de coagulación, pero de nuevo todos los valores eran normales excepto la anemia, que se había agravado: había perdido otro 20% de células y el hematocrito ya era inferior al 15% y como consecuencia su pulso se iba debilitando.
Es en ese momento cuando decidimos realizar una transfusión de sangre de su hermana. Mientras le mantuvimos anestesiado e intubado para la transfusión, repetimos el tratamiento anterior y le pusimos hielo en nariz para reducir la vasodilatación. Poco a poco fue recuperando el color normal de las mucosas y su pulso fue estabilizándose. Retiramos la intubación y comprobamos que, por fin, había dejado de sangrar. La transfusión había dado resultado.
La analítica fue tranquilizadora: el hematocrito se había recuperado y era del 25% gracias a la sangre de su hermana. Sin embargo todos los datos encontrados hasta el momento solo nos explicaban que existía una hemorragia nasal unilateral localizada pero grave, sin ningún problema general. Tomamos sangre de nuevo para ver si Godo sufría alguna enfermedad parasitaria que explicara su gran hemorragia, pero los resultados iban a tardar unos días. No había motivos para que permaneciera en la clínica, así que le dimos de alta en el hospital.
Durante los siguientes días Godo se fue recuperando, aunque sufrió algún sangrado poco abundante que se pudo detener con un nuevo tapón y con coagulantes locales.
El día 20 de septiembre recibimos los resultados del análisis que esperábamos y fueron negativos: Godo no tiene erhlichiosis ni leishmaniosis, así que todo apuntaba a un posible tumor nasal. La única forma de comprobarlo era una endoscopia nasal que realizamos al día siguiente. Durante la prueba encontramos una masa de la que tomamos muestras para una biopsia y cauterizamos el sangrado. Cinco días después, el informe rápido reflejaba una rinitis grave, pero no células tumorales. Mientras tanto Godo sigue en su casa y ya ni siquiera necesita tapón.
El 27 de septiembre realizamos una segunda endoscopia, donde además de tomar una segunda muestra cauterizamos totalmente la masa, y esta vez, los resultados de la biopsia aclararon por fin la causa de las hemorragias: un posible angioma nasal, un tumor benigno de los vasos sanguíneos, cuya rotura explicaba perfectamente todo lo ocurrido, incluido la abundante hemorragia. Godo está a salvo y su evolución es excelente.
Dos meses después, volvimos a citarle para una revisión completa. En una tercera y última endoscopia comprobamos una reacción cicatricial normal sin restos de angioma y sin sangrado. Sin embargo, aún nos quedaba una cuenta pendiente con Godo: aprovechando la anestesia, realizamos la limpieza de boca que le debíamos desde principios de septiembre.
Aunque Godo continúa su tratamiento contra la artrosis, ya no quedan secuelas de su tumor nasal. A sus 11 años recién cumplidos, Godo está sano y fuera de peligro.
La prevención para este tipo de tumores se basa:
-En el DIAGNOSTICO PRECOZ. -Revisiones periódicas en el veterinario, nuestros programas preventivos se basan en 4 revisiones anuales. Llamar al veterinario en cuanto note algunos de los síntomas iniciales que son: dificultad respiratoria, cansancio o no querer hacer ejercicio, inapetencia o adelgazamiento y por supuesto mucosidad en nariz o pequeñas hemorragias. Cuanto antes se diagnostiquen estos tumores mejores resultados darán los tratamientos y más fáciles serán, sin llegar al caso de GODO.
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