Centro Veterinario Punta
Lo primero de lo que debes asegurarte, es de que el nuevo gatito no es portador de los virus de la leucemia o/y de la inmunodeficiencia felinas. Para ello, debes llevarlo al veterinario, que le hará un análisis de sangre. Una vez que se sabe que el resultado es negativo, y que el gatito ha sido desparasitado tanto interna como externamente, ya puedes plantearte tenerlo en casa. Aún así, lo ideal es guardar una cuarentena de al menos una semana en otro lugar, si esto es posible.
Después puede comenzar el proceso de introducción del nuevo gatito en casa. Al principio, es mejor ponerlo en una habitación que mantendrás cerrada, para que tu/s otro/s gato/s puedan olerlo por debajo de la puerta y viceversa. Cuando pasen unos días y compruebes que lo hacen sin problemas, pon al gatito fuera para que explore su nuevo hogar, y al otro/s dentro de la habitación durante unas horas para que pueda oler a su gusto todos los rincones sin que tengas que preocuparte de que se peleen.
El siguiente paso es dejar que se vean a través de la puerta, o incluso poniéndoles alguna barrera física transparente o una puerta para bebés. Cuando se acostumbren, empieza a ponerlos juntos en la misma habitación, dándoles un premio (lata especial…) a ambos, aunque en platos alejados. Haciendo esto todos los días durante un rato, hasta que ellos vayan directamente a su rincón para recibir el premio, conseguirás que se acostumbren a la presencia del otro y la relacionen con el premio, y entonces poco a poco puedes ir reduciendo la distancia de sus platos.
No debes dejarles solos, porque podrían pelearse y producirse algún daño.
El proceso completo puede durar unas seis semanas, e incluso entonces puede que no sean inseparables, pero al menos podrán convivir, y en el mejor de los casos, se harán buenos amigos.
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